25/04/2022
¿Cómo es la industria pesquera? ¿Por qué no hay que comer peces?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que son seres sintientes. Es falsa la creencia de que los peces no sienten o que no son inteligentes. Pero lamentablemente muchas veces quedan por fuera de las legislaciones de bienestar animal.
Biólogos, científicos y veterinarios afirman que los peces tienen sistemas nerviosos que responden al dolor de diversas formas.
Esto quiere decir que aunque no griten de forma audible cuando le perforan la boca con un anzuelo o los sacan de su ambiente y no pueden respirar, sienten dolor y sufren.
Se calcula que por la cantidad de barcos que hay arrasando los mares ya se eliminaron al menos dos tercios de los peces grandes de los oceanos.
Anualmente asesinamos más peces que todos los demás animales juntos.
Como cada vez hay menos peces en el océano, las industrias que comercializan la muerte de los animales marinos intentan maquillar su imagen promoviendo la piscicultura.
La piscicultura crece de forma acelerada y busca acumular la mayor cantidad de peces en el menor espacio posible, lo que produce un terrible hacinamiento, les genera estrés y problemas de salud.
Los peces pueden pasar hasta dos años en las factorías acuáticas, expuestos al agua intoxicada por pesticidas, antibióticos, parásitos y sus propias heces.
Les debemos justicia a los demás animales, no son objetos a producir.
No solemos tener presente al océano en nuestra vida diaria, no acostumbramos a estar al tanto de lo que pasa en los mares y la industria pesquera intenta ocultarnos las atrocidades que comete, pero es necesario que atendamos a las consecuencias de destruir uno de los ecosistemas más importantes que tenemos. Los océanos generan el 50% del oxígeno que necesita la tierra y son el mayor sumidero de carbono del planeta porque capturan el 90% del calor generado por las emisiones de dióxido de carbono, lo que amortigua los impactos de la crisis climática.
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